martes, 26 de noviembre de 2013

Et in arcadia Ego

Et in arcadia Ego

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Con este título, Nicolas Poussin (1594–1665) pintó dos cuadros pastorales que representan pastores idealizados de la Antigüedad clásica, rodeando una austera tumba. Esta es la segunda versión, la más famosa.

La frase es un memento mori: "Et in Arcadia ego" se traduce literalmente por "también yo en la Arcadia (estoy)",o "incluso en Arcadia (estoy) yo"; se podría interpretar como "yo, la muerte, reino incluso en la Arcadia'".

Sin embargo, el biógrafo de Poussin, Andre Felibien, interpreta que quiere decir que "la persona enterrada en esta tumba ha vivido en la Arcadia"; en otras palabras, que ellos también en un tiempo disfrutaron de los placeres de la vida sobre la tierra. Se considera normalmente que la interpretación correcta es la primera. De cualquiera de las dos formas, el sentimiento pretendía establecer un contraste irónico al representar la sombra de la muerte sobre el usual entretenimiento y alegría que se supone que disfrutaban las ninfas y demás habitantes de la Arcadia. Tradicionalmente, se considera un símbolo de la caducidad de la vida, incluso en sus momentos más idílicos.

Carlos I de Inglaterra

Carlos I de Inglaterra

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Carlos I de Inglaterra es el retrato más conocido que hizo el pintor holandés Anton Van Dyck. Está realizado en óleo sobre tela, y fue pintado en el 1635. Mide 105 cm de alto y 76 cm de ancho. Se exhibe actualmente en el Museo del Louvre de París.

Este lienzo muestra al rey Carlos I de Inglaterra descansando un momento en una jornada de caza, mientras dos pajes se hacen cargo del caballo. No aparece con los atributos típicos de un monarca, corona, cetro o grandiosas vestiduras, sino como un campesino, elegante y distinguido. La imagen entraña notable mérito artístico, pues el rey era extremadamente corto de estatura (se le menciona como el rey inglés más bajo de la Historia). No obstante, mira con arrogancia, directamente al espectador. Hay una armonía entre las figuras humanas, el animal y el paisaje.

Reseña Historica


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 Reseña Historica
 
En el espacio que hoy ocupa el Museo de Orsay se encontraba el palacio y jardín de Margarita de Valois. El museo se creoó entre finales del siglo XIX y principios del XX.

El terreno, que había sido el escenario de un incendio en 1871, fue cedido por el Estado a la Compañía de Ferrocarriles de Orléans justo antes del comienzo de la Exposición Universal de 1900, inaugurándose para las fechas de su inicio tanto el hotel como la estación (que permanecerá 39 años en activo).

Tras varios usos diversos que se prolongarán en el tiempo hasta la década de los años 1970, el Estado francés tomará finalmente la resolución de destinar el edificio para museo.

En 1973, la Dirección de Museos de Francia concibió el proyecto de establecer un museo en la estación de ferrocarril de Orsay, que amenazaba ruina y en la que se hablaba de construir un hotel, que se inscribió en el Inventario suplementario de Monumentos Históricos el 8 de marzo de 1973. La decisión oficial de construir el museo llegó con el consejo de ministros del 20 de octubre de 1977.

Al ser un edificio con estructura de hierro, favorecía en parte la adaptación a los planteamientos museísticos de la actualidad. Se vaciará toda la estructura de la gran nave central para arbitrar una secuencia expositiva de un periodo artístico que posibilitara una lectura, mientras que se emplearán espacio anexos para albergar otros servicios.

Las obras de acondicionamiento de la estación a museo se llevaron a cabo entre los años de 1981 y 1986, haciéndose cargo de la remodelación exterior el estudio ACT-Architecture y de la adaptación interior un equipo a cargo de la arquitecta Gae Aulenti. La inauguración oficial se produjo el 1 de diciembre de 1986, por el Presidente de la República, François Mitterrand, abriendo al público el día 9 del mismo mes.

Las tres plantas en que se divide el edificio albergan una excepcional colección de arte de los siglos XIX y XX, procedente de diversas instituciones museísticas, ordenada de forma cronológica, y que cuenta con obras impagables de grandes autores de la Historia del arte como Delacroix, Degas, Millet, Manet, Monet, Renoir, Pisarro, Latour, Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Seurat o Derain, entre muchos otros ejemplos compuestos por proyectos arquitectónicos, objetos decorativos, dibujos y fotografías.

En 2009 se ha emprendido un remozamiento del museo, que plantea dar diferentes colores a las paredes de las salas y reorganizar muchas de ellas. Aprovechando la ocasión, y para recaudar fondos, el museo está prestando importantes grupos de obras para su exhibición fuera de Francia.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Reseña Histórica



Reseña Histórica

El museo se inauguró en el año 1872. Robert Lee Jenkins, un ejecutivo ferroviario, cuya colección privada fue donada al museo, fue el primer presidente. El superintendente fundador fue el editor George Palmer Putnam.

Al contrario que los museos europeos, el nombramiento de los altos cargos del Metropolitan no depende del gobierno ni de influencias políticas. Es una institución conocida por la trayectoria prolongada de sus directores. James J. Rorimer fue director desde 1955 hasta su muerte, el 11 de mayo de 1966. Lo sucedió Thomas Hoving, desde el 17 de marzo de 1967 hasta el 30 de junio de 1977, y Philippe de Montebello ostentó el cargo durante casi treinta años.

Pintura Europea


 Pintura Europea 

El Met posee una de las mejores colecciones del mundo de pintura europea. Aunque las piezas son sólo cerca de 2.200, posee muchas de las pinturas mundialmente más reconocidas.




El gran gasto de Met en compras de obra de arte proviene de este departamento, primeramente centrado en los maestros del siglo XVI al XIX, con énfasis en artistas franceses, italianos y holandeses. Muchos de los grandes artistas están presentes con gran cantidad de obras: el museo posee 37 pinturas de Monet, 21 óleos de Cézanne y 18 Rembrandts, incluyendo Aristóteles con un busto de Homero, pintura adquirida por un precio récord en 1961. Las cinco pinturas de Vermeer conforman su grupo de obras más grande existente en un solo museo; su producción total no llega a cuarenta. Otras obras destacadas son Autorretrato con sombrero de paja de Van Gogh, La cosecha de Pieter Brueghel el Viejo y La muerte de Sócrates de Jacques-Louis David.


En las últimas décadas el Met ha llevado a cabo la política de vender algunas de sus piezas menores para comprar piezas de talla mucho más importantes. Aunque este proceder es aún controvertido, ha ganado cierto número de obras de arte destacadas para la colección, como Retrato de Juan de Pareja de Diego Velázquez, comprado en 1971 por una cifra millonaria que superó el récord precedente de Rembrandt. La obra de Duccio Madonna y el Niño le costó al museo más de 45 millones de dólares, dos veces más que la suma pagada por cualquiera de las pinturas compradas con anterioridad. Esta obra es considerada, por su rareza y valor, «la Mona Lisa del Met».

Dibujos, Grabados y Fotografías

Dibujos, Grabados y Fotografías

Aunque en los demás departamentos hay gran cantidad de dibujos y pinturas, este se centra específicamente en obras norteamericanas y de Europa occidental producidas después de la Edad Media. Es, por número de piezas, el departamento más grande del museo: su colección posee más de 11.000 dibujos, 1,5 millones de grabados y 12.000 libros ilustrados. La colección ha crecido sostenidamente desde la herencia de 670 dibujos donados por Cornelius Vanderbilt en 1880. Los grandes maestros europeos de la pintura, que producían muchos más bocetos y dibujos que los pintores actuales, están representados en gran medida en la colección. Entre el acervo del departamento se encuentra la mayor colección de dibujos de Miguel Angel, Leonardo da Vinci y Rembrandt, así como también grabados y demás ejemplos de Anthony van Dyck, Alberto Durero y Edgar Degas entre muchos otros.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Fotografías

Fotografías 







Reseña Historica


Reseña Historica

El edificio que alberga el Museo del Prado fue concebido inicialmente por José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca y Primer Secretario de Estado del rey Carlos III, como Real Gabinete de Historia Natural, en el marco de una serie de instituciones de carácter científico (pensadas según la nueva mentalidad de la Ilustración) para la reurbanización del paseo llamado Salón del Prado. Con este fin, Carlos III contó con uno de sus arquitectos predilectos, Juan de Villanueva, autor también del vecino Real Jardín Botánico y del Real Observatorio Astronómico, con los que formaba un conjunto conocido como la Colina de las Ciencias.

El proyecto arquitectónico de la actual pinacoteca fue aprobado por Carlos III en 1786. Supuso la culminación de la carrera de Villanueva y una de las cimas del Neoclasicismo español, aunque dada la larga duración de las obras y avatares posteriores, el resultado definitivo se apartó un tanto del diseño inicial.
Las obras de construcción se desarrollaron durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, quedando el edificio prácticamente finalizado a principios del siglo XIX. Pero la llegada de las tropas francesas a España y la Guerra de la Independencia dejaron su huella en él; se destinó a fines militares (cuartel de caballería) y cayó prácticamente en un estado de ruina; las planchas de plomo de los tejados fueron fundidas para la fabricación de balas.

Sólo gracias al interés manifestado por Fernando VII y, sobre todo, por su segunda esposa, Isabel de Braganza, se inició, a partir de1818, la recuperación del edificio, sobre la base de nuevos diseños del propio Villanueva, sustituido a su muerte por su discípulo Antonio López Aguado.
El 19 de noviembre de 1819 se inauguraba discretamente el Museo Real de Pinturas (primera denominación del museo), que mostraba algunas de las mejores piezas de las Colecciones Reales españolas, trasladadas desde los distintos Reales Sitios. En este comienzo el museo contaba con 311 cuadros expuestos en tres salas, todos ellos de pintores de la escuela española, aunque almacenaba muchos más. En años sucesivos se irían añadiendo nuevas salas y obras de arte, destacando la incorporación de los fondos del Museo de la Trinidad, creado a partir de obras de arte requisadas en virtud de la Ley de Desamortización de Mendizábal (1836). Dicho museo fue absorbido por el Prado en 1872.
Tras el destronamiento de la reina Isabel II de España en 1868, el Museo Real pasó a ser nacional, medida ya irreversible tras absorber al citado de la Trinidad, puesto que ello supuso además que asumiera la designación como Museo Nacional de Pintura y Escultura que hasta entonces había tenido éste. Esta denominación se mantuvo hasta 1920, año en que por Real Decreto de 14 de mayo recibió oficialmente la actual de Museo Nacional del Prado, que era como se lo conocía habitualmente ya con anterioridad.Después se fueron integrando en él otras instituciones, entre las que destaca especialmente el Museo de Arte Moderno en 1971 —salvo su sección del siglo XX, que se convertiría posteriormente en la base inicial del Museo Reina Sofía—. Otras colecciones que engrosaron la del Prado fueron las pinturas del Museo de Ultramar, que habían sido traspasadas al Museo de Arte Moderno tras su disolución en 1908, y parte de la colección del Museo Iconográfico, efímero museo instalado provisionalmente en 1879 en el mismo edificio del Museo del Prado y que una década más tarde fue suprimido, repartiéndose sus fondos entre varios museos, incluido el Prado, bibliotecas y sedes de organismos oficiales. El ingreso de las colecciones de otros museos obligó a la institución a incrementar su política de difusión de fondos, mediante la creación de depósitos estables de obras de arte en otras instituciones públicas y privadas, en España y también en algunos casos en el exterior (embajadas y consulados).
Durante el siglo XIX y buena parte del XX el Prado vivió una situación de cierta precariedad, pues el Estado le destinó un apoyo y unos recursos insuficientes. Las deficientes medidas de seguridad, con una parte del personal del museo residiendo en él y montones de leña almacenados para las estufas, provocaron la alarma de algunos entendidos. Fue muy sonado el artículo de Mariano de Cavia publicado en 1891 en la portada de El Liberal, que relataba un ficticio incendio que había arrasado el Prado. Los madrileños se acercaron al lugar alarmados, y la falsa noticia ayudó a la adopción de algunas mejoras de urgencia.
Una gran parte de las obras maestras del Prado fueron evacuadas durante la Guerra Civil. Sufrieron un largo periplo a lo largo de diversos lugares del levante español (Valencia,Cataluña) hasta llegar a Ginebra. Al finalizar la contienda se reintegraron al museo tras casi tres años de ausencia.
A pesar de diversas ampliaciones de alcance menor, el Prado sufría limitaciones de espacio, más graves a partir de losaños 60, cuando el boom turístico disparó el número de visitantes. Poco a poco, la pinacoteca se adaptó a las nuevas exigencias técnicas; el sistema de filtrado y control del aire se instaló en los años 80, coincidiendo con la restauración de muchas pinturas de Velázquez. El tejado, construido con materiales dispares y mediante sucesivos remiendos, sufrió ocasionales goteras, hasta que en 1995 se convocó un concurso restringido para su remodelación integral, ganado por los arquitectos Dionisio Hernández Gil y Rafael Olalquiaga, ejecutándose las obras entre 1996 y 2001.
En 1995, un acuerdo parlamentario suscrito por los dos principales partidos de las Cortes, PP y PSOE, puso al museo a salvo de los vaivenes políticos y proporcionó la calma necesaria para un proceso de modernización, que incluía cambios jurídicos además de la ampliación. Ésta, tras un controvertido concurso de ideas, fue adjudicada al arquitecto Rafael Moneo, ya bien conocido en estas lides por sus trabajos en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida y el Museo Thyssen-Bornemisza, entre otros.
El Prado es gobernado por un director (actualmente Miguel Zugaza, en el cargo desde el año 2002), asistido por el Real Patronato del Museo, presidido desde 2012 por el jurista, diplomático y político José Pedro Pérez-Llorca.Su presupuesto previsto para el año 2012 es de 44 millones de €, de los que un 63% corresponderá a ingresos generados por el propio Museo: venta de entradas (10 millones de € en 2010), tiendas y patrocinios privados, y el resto a la aportación del Estado.

Arte de Asia, Oceania y America

Arte de Asia, Oceania y America

A pesar que el museo hizo la primera adquisición de antigüedades peruanas en 1882, recién se hicieron esfuerzos concretos por coleccionar obras de África, Oceanía y América en 1969, cuando el empresario y filántropo Nelson A. Rockefeller donó sus más de 3.000 piezas de colección al museo. Hoy en día, este departamento cuenta con más de 11.000 piezas que se encuentran en un espacio de 40.000 pies cuadrados, en el ala Rockefeller, hacia el sur del museo. La colección abarca desde rocas pintadas por aborígenes australianos con 40.000 años de antigüedad hasta un grupo de postes memoriales de 15 pies de alto tallados por indígenas Asmat de Nueva Guinea y una colección de objetos ceremoniales y personales de la Corte de Benin, en Nigeria. El rango de materiales representados en esta colección es el más amplio de todos los departamentos del Met, incluyendo desde metales preciosos hasta púas de puerco espín.

Arte Asiático

Arte Asiático

Este departamento posee una de las colecciones más completas de Occidente.
La colección se remonta casi a la fundación del museo: muchos de los filántropos que hicieron las primeras donaciones incluyeron obras de arte asiático. Hoy en día, el Met posee un ala completa dedicada a la colección asiática, que contiene más de 60.000 piezas y abarca 4.000 años. Cada civilización asiática está representada y las piezas exhibidas muestran cada tipo de arte decorativo, desde pintura a grabados, escultura y trabajos en metal. El departamento es reconocido por su completa colección de caligrafía y pintura china, así como también obras de Nepal y el Tíbet. La colección posee objetos rituales, pinturas y objetos funcionales.

Armas y Armaduras

Armas y Armaduras


Este departamento es el único en su tipo dentro de Estados Unidos y es una de las colecciones más populares. El "desfile" de figuras armadas sobre caballos, instalada en el primer piso de la galería de Armas y Armaduras es una de las imágenes más reconocidas del museo.
El fuerte de la colección es en piezas europeas de la Baja Edad Media y japonesas desde el siglo V hasta el siglo XIX. Sin embargo, estas no son las únicas culturas representadas, de hecho, la colección abarca más regiones geográficas que casi cualquier otro departamento, incluyendo armas y armaduras del antiguo Egipto, Grecia Antigua, Imperio romano, Oriente Próximo antiguo, África,Oceanía y América. Entre la colección de 15.000 objetos hay muchas piezas que fueron hechas para el uso de reyes y príncipes, incluyendo armaduras pertenecientes a Enrique II de Francia y Fernando I de Habsburgo.

Pintura y Escultura Estadounidense

Pintura y Escultura Estadounidense

Incluso desde su creación, el museo ha dado un particular énfasis a las colecciones de arte estadounidense.
La primera pieza en formar parte de la colección del Met fue una escultura alegórica de Hiram Powers llamada California, adquirida en 1870, que aún hoy se encuentra en exhibición. En las décadas siguientes, la colección de pinturas y esculturas estadounidenses creció hasta llegar a más de 1.000 pinturas, 600 esculturas y 2.600 dibujos, abarcando desde comienzos del período colonial hasta comienzos del siglo XX.
Muchas de las pinturas más reconocidas de Estados Unidos pertenecen a la colección de Met, incluyendo el retrato de George Washington hecho por Gilbert Stuart, y Washington cruzando el Delaware, de Emanuel Leutze. La colección también incluye piezas maestras de notables pintores como Winslow Homer, George Caleb Bingham, John Singer Sargent, James McNeill Whistler y Thomas Eakins.

Arte del Oriente Próximo Antiguo

A finales de 1880, el Met comenzó a adquirir arte antiguo y piezas de Oriente Próximo. De unas pocas tablas cuneiformes y sellos, el acervo del Met en cuanto a arte oriental ha crecido hasta circundar piezas fechadas a comienzos del Neolítico, pasando por la conquista árabe del Imperio Sasananio, en 651. La colección incluye obras de las culturas sumerias, hititas, sasánidas, asirios, babilonios y elamitas entre otros, así como también una gran colección de objetos únicos de la Edad de Bronce. Los objetos más destacados de la colección incluyen una serie de piedras monumentales, o figuras de guardianes del Palacio Noroeste del rey asirio Ashur-nasir-pal II.

La Pintura de Holandesa

La Pintura de Holandesa

La continua hostilidad (en muchas ocasiones guerra abierta) entre España y las Provincias Unidas tras la separación de éstas en 1581dificultó extraordinariamente la llegada a España de pintura del siglo XVII de dicho país, el período de mayor esplendor de esta escuela, a lo que contribuyó además el rumbo tomado por la pintura neerlandesa tras la independencia, buscando un estilo propio que se apartaba y en muchos casos era incluso antagónico del ideal clasicista, lo que hizo que durante largo tiempo no resultara del gusto de los coleccionistas, no sólo de España, sino también de otros países en los que el arte clásico seguía teniendo gran vigencia, comoFrancia e Italia. Así, mientras los coleccionistas españoles se inclinaban mayoritariamente por obras religiosas y mitológicas, en Holanda tuvieron un gran auge los géneros del paisaje, las marinas, los bodegones y las escenas costumbristas, adquiridos por unaburguesía que deseaba de ese modo expresar su identificación con su tierra y con su estilo de vida. Todo ello redundó en que la colección del Museo del Prado no sea especialmente extensa, faltando además en ella nombres fundamentales como Johannes Vermeer y Frans Hals. La mayor parte de las obras que posee el Prado proceden de la Colección Real y casi todas fueron adquiridas ya en el siglo XVIII, especialmente por parte de Felipe V y su segunda esposa, Isabel de Farnesio.
La pintura holandesa cuenta con cien obras, casi todas del siglo XVII,76 77 entre las que destaca un importante cuadro de Rembrandt:Judit en el banquete de Holofernes, antes identificado como Artemisa recibiendo las cenizas de Mausolo o como Sofonisba recibiendo la copa de veneno. Se trata de una de las obras maestras del periodo temprano de Rembrandt, que parece retratar a su mujer Saskia en la figura femenina principal.
El fondo holandés incluye también un bodegón de Pieter Claesz. y tres de Willem Claesz. Heda, los cuatro procedentes del legado Fernández-Durán, y obras del también bodegonista Jan Davidszoon de Heem, un raro ejemplo de este género de Gabriël Metsu, un retrato de Gerard ter Borch, varias obras del costumbrista Adriaen van Ostade, el claroscurista Mathias Stomer, los paisajistas Herman van Swanevelt y Jacob van Ruysdael (atribución dudosa), el pintor de animales Paulus Potter, los italianizantes Salomon de Bray y Jan Both y una importante serie de Philips Wouwerman. Esta colección ha sido objeto de una exposición y de la publicación del primer catálogo razonado de la misma endiciembre de 2009

Pintura Alemana

Pintura Alemana

Pocas son las obras de pintura alemana conservadas en el Prado e históricamente en España en general (hasta la llegada de la colección Thyssen). A pesar de la fuerte relación de los Habsburgos españoles con el Sacro Imperio Romano Germánico, la mayoría de los monarcas hispanos se decantaron por otro tipo de pintura. A causa de ello esta colección es reducida en número, aunque de gran calidad.
Destaca sobre todo el grupo de cuatro obras maestras de Alberto Durero, entre ellas su Autorretrato de 1498 y la pareja de tablas de Adán y Eva. Del resto de obras, descuellan una Virgen con el Niño Jesús, san Juanito y ángeles y dos curiosas escenas de cacería, las tres de la mano de Lucas Cranach el Viejo(además, en 2001 se adquirió un Retrato de Juan Federico "el Magnánimo" que se creía autógrafo de Cranach, pero posteriormente considerado obra de taller); dos alegorías muy importantes de Hans Baldung Grien, Las Edades y la Muerte y La Armonía o Las tres Gracias, una pequeña pintura de Adam Elsheimer, Ceres en casa de Hécuba, y ya del siglo XVIII, un nutrido grupo de obras de Anton Raphael Mengs, que fue nombrado Primer Pintor del reyCarlos III y trabajó en la Corte entre 1761 y 1769 y de 1774 a 1776. Fundamentalmente se trata de retratos de la Familia Real (o de su entorno, como El clérigo Joaquín de Eleta, confesor del rey, o el Retrato de José Nicolás de Azara, adquiridos en 2005 y 2012, respectivamente), aunque también hay un autorretrato y algunas obras de asunto religioso. A ellos se suma una única pieza de Angelica Kauffmann: Anna von Escher van Muralt, ingresada en 1926 con el legado Luis de Errazu. Asimismo, existe un interesante retrato de la infanta Paz de Borbón por Franz von Lenbach.

Pintura Flameca

Pintura Flameca

La sección de pintura flamenca es la tercera del Museo, tanto por cantidad (más de mil obras), como por calidad, sólo por detrás de la española y casi al nivel de la italiana.73 Al igual que en el caso de ambas, gran parte de sus fondos proviene de la Colección Real. Comprende por un ladoprimitivos flamencos como Robert Campin (con cuatro obras de las aproximadamente veinte que se le atribuyen), Weyden (El descendimiento de la cruz), Dieric Bouts, Petrus Christus y Hans Memling, y la mejor colección a nivel mundial de El Bosco. De este artista el museo conserva sus tres obras maestras: los trípticos de El jardín de las deliciasEl carro de heno y la Adoración de los Magos. Proceden de la colección personal de Felipe II, que sentía tanta pasión por este enigmático pintor, que ordenó comprar cuantas obras suyas se pudiese, haciendo copiar algunas que no consiguió. Igualmente sobresalientes son las pinturas de Joachim Patinir, (con la mayor colección de obras de este artista), Gerard David, Jan Gossaert (Mabuse), Ambrosius Benson, Jan van Scorel, Anthonis Mor van Dashorst (Antonio Moro), El Triunfo de la Muerte y El vino en la fiesta de san Martín de Pieter Brueghel el Viejo y varias obras de Quentin Metsys y Pieter Coecke van Aelst.
La colección del siglo XVII supera las 600 obras. El Prado posee la más importante colección de Rubens,75 con unas 90 pinturas (la cifra concreta varía según las fuentes puesto que la autoría de algunas de las obras está en discusión). Felipe IV le encargó decenas de cuadros para decorar sus palacios y además fue el principal comprador en la almoneda realizada a su muerte con las obras que poseía en su estudio. El hecho de que muchas de las pinturas del Prado fueran un encargo directo de quien era el rey de uno de los países más poderosos de Europa en aquella época (además de su propio soberano) ha redundado por otra parte en que la ejecución de las mismas sea de una gran calidad media, contándose un buen número de ellas entre sus obras maestras. El Museo tiene también más de 25 ejemplos de van Dyck, varios de Jacob Jordaens, incluyendo suAutorretrato con su familia, y la serie de Los Cinco Sentidos de Jan Brueghel el Viejo (Brueghel de Velours) y Rubens. De lo anteriormente resumido se desprende que es una de las mejores colecciones de pintura flamenca del mundo, a la que tan sólo se puede comparar quizá la delKunsthistorisches Museum (Museo de Historia del Arte), de Viena.

Pintura Italiana

Pintura Italiana

La colección de pintura italiana consta de más de mil obras y es sin duda uno de los grandes atractivos del Museo, aun cuando adolezca de ciertas lagunas, sobre todo en lo referido a obras anteriores al siglo XVI. A pesar de que ya en tiempos de Juan II de Castilla la literatura italiana tuvo gran influencia en España, las novedades en el campo de las artes plásticas llegaron con retraso, siendo su presencia hasta el siglo XVI muy escasa. Ello fue debido en gran parte a la predilección tanto del propio rey como de su hija,Isabel la Católica, por la pintura flamenca, y es la causa de que la colección de primitivos italianos del Museo sea muy reducida. Son muy escasas, de este modo, las obras correspondientes al Trecento, y las existentes corresponden a autores considerados menores, como Francesco Traini, con una magnífica Virgen con el Niño, obra excepcional por su origen, puesto que procede de la Colección Real, en la que era el único ejemplo de pintura italiana anterior a 1450; Giovanni da Ponte o dos tablas atribuidas inicialmente a Taddeo Gaddipero que actualmente se consideran de la mano del llamado Maestro de la Madonna della Misericordia, seguidor suyo. La pintura delQuattrocento, en cambio, si bien ofrece un panorama limitado, se precia de poseer auténticas obras maestras de tan importante capítulo de la Historia de la pintura, como el notable Retablo de la Anunciación de Fra Angelico, el Tránsito de la Virgen de Mantegna, tres de las cuatro tablas de La historia de Nastagio degli Onesti de Botticelli o el excelente Cristo muerto, sostenido por un ángel de Antonello da Messina. También hay que citar la pintura La Virgen y el Niño entre dos santas, obra de Giovanni Bellini aunque con amplia participación de taller.
La pintura del Cinquecento inicia el gran periodo de la pintura italiana en el Prado con algunas obras capitales de Rafael (como La Virgen del PezRetrato de cardenalLa Perla y El Pasmo de Sicilia). La nutrida colección de obras de este artista (ocho pinturas, entre las autógrafas y las realizadas en mayor o menor parte por sus discípulos) da cuenta del prestigio del que disfrutaba en España, donde sus obras eran enormemente apreciadas y demandadas. 
El museo carece de ejemplos autógrafos de Leonardo da Vinci, pero cuenta con dos pinturas de su seguidor Bernardino Luini, así como una extraordinaria copia de la Gioconda. Otros nombres señalados de la plástica renacentista presentes son Sebastiano del Piombo, Correggio, Andrea del Sarto y Federico Barocci, autores en el tránsito al Manierismo, muy bien representado también por obras de Parmigianino, Bronzino o Francesco Salviati.

 

La Pintura Española


 La Pintura Española

Con casi 4.900 piezas, la sección de pintura española no sólo es la más completa y nutrida del Museo, constituyendo el núcleo central de sus fondos, sino que representa también la colección más importante numérica y cualitativa-mente que de esta escuela existe en el mundo.
Cronológicamente,abarca desde murales románicos del siglo XII hasta el final del siglo XIX. Sus riquísimas colecciones incluyen pintura gótica, desde maestros anónimos a autores como Juan Rodríguez de ToledoNicolás FrancésPedro Berruguete y los hispano flamencos Diego de la CruzJuan de Flandes y Fernando Gallego y en el ámbito de la Corona de Aragón Jaume SerraLluís BorrassàJaume HuguetPere LembríMiguel XiménezBartolomé BermejoMartín Bernat,Rodrigo y Francisco de Osona, Joan Reixach y Louis Alincbrot; el Renacimiento español, representado por Pedro MachucaJuan de JuanesFernando Yáñez de la Almedina, o Juan Correa de Vivar; y el manierismo, con Luis de MoralesBlas de Prado y el protagonismo absoluto de El Greco, del que se exhibe el grupo de obras más numeroso de cuantos existen. El período de mayor brillantez de la pintura española, el Barroco, cuenta con excelentes ejemplos de prácticamente todos los autores y géneros del momento, como ZurbaránRiberaMurilloJuan de Valdés LealJuan Bautista MaínoAlonso CanoCarreñoRibaltaJosé AntolínezAntonio de PeredaFrancisco RiziHerrera el Mozo, y, por encima de todos ellos, el gran maestro de la pintura hispana, Velázquez, del que se expone una colección sin parangón en el mundo, integrada por la mayoría de sus obras maestras. 

La Mona Lisa


 La Mona Lisa 

File:Mona Lisa, by Leonardo da Vinci, from C2RMF retouched.jpg
La Mona Lisa
Height: 77 cm (30.3 in). Width: 53 cm (20.9 in).



Es una obra pictórica de Leonardo Da Vinchi. Adquirida por el rey Francisco I de Francia a principios del siglo XVI, desde entonces es propiedad del Estado Francés, y actualmente se exhibe en el museo del Louvre de París.

Su nombre, La Gioconda (la alegre, en castellano), deriva de la tesis más aceptada acerca de la identidad de la modelo: la esposa de Francesco Bartolomeo del Giocondo, que realmente se llamaba Lisa Gherardini, de donde viene su otro nombre: Mona (señora, del italiano antiguo) Lisa.
Es un óleo sobre tabla de álamo de 77 x 53 cm, pintado entre 1503 y 1519,1 y retocado varias veces por el autor. Se considera el ejemplo más logrado de sfumato, técnica muy característica de Leonardo, si bien actualmente su colorido original es menos perceptible por el oscurecimiento de los barnices. El cuadro está protegido por múltiples sistemas de seguridad y ambientado a temperatura estable para su preservación óptima.2 Es revisado constantemente para verificar y prevenir su deterioro.
Por medio de estudios históricos se ha determinado que la modelo podría ser una vecina de Leonardo, que podrían conocerse sus descendientes y que la modelo podría haber estado embarazada.3 Pese a todas las suposiciones, las respuestas en firme a los varios interrogantes en torno a la obra de arte resultan francamente insuficientes, lo cual genera más curiosidad entre los admiradores del cuadro.

La fama de esta pintura no se basa únicamente en la técnica empleada o en su belleza, sino también en los misterios que la rodean. Además, el robo que sufrió en 1911, las reproducciones realizadas, las múltiples obras de arte que se han inspirado en el cuadro y las parodias existentes contribuyen a convertir a La Gioconda en el cuadro más famoso del mundo, visitado por millones de personas anualmente,

La Virgen , El niño y Santa Ana

La Virgen , El niño y Santa Ana

 
La Virgen El Niño y Santa Ana
168 cm × 130 cm

En su visita a Madrid, Pasquali ha explicado cuáles fueron las fases de intervención en el óleo del maestro del Renacimiento, quien la dejó inacabada al sorprenderle la muerte en 1519, así como la razón por la que dos miembros de la comisión del Louvre encargada de la supervisión dimitieron de sus cargos por desavenencias.

La pintura de Da Vinci está compuesta de cuatro planchas de álamo que, según los análisis efectuados, pertenecen a un mismo árbol. Cabe recordar que en 2008 fueron encontrados en el reverso de la tabla tres dibujos: una cabeza de caballo que, a juicio de la restauradora, podría ser un boceto para La batalla de Anghiari, parte de un cráneo y una cabeza del Niño Jesús.



“En 1503 empezó a pintarlo, aunque nunca llegó a terminarlo”, detalla Pasquali, quien se basa en el hecho de que los tres rostros de los personajes han sido representados de forma diferente. “El trazo del rostro del Niño es sumamente preciso, el de la Virgen apenas está dibujado y el de Santa Ana se encuentra entre ambos”.


Cuando Pasquali asumió los trabajos de restauración, después de ganar un concurso público, se topó con un cuadro opaco con colores casi indistinguibles, a lo que se sumó que “las fibras de madera había movido la capa pictórica”. 

Al haber sido restaurado en otras ocasiones, con la suma de capas de barniz derivada de estos trabajos, la obra presentaba zonas muy oscurecidas, de reintegraciones e, incluso, manchas de esmalte, como en la cara de Santa Ana. 

El proceso de adecuación fue llevado a cabo con sumo cuidado adelgazando poco a poco el barniz acumulado durante siglos con idea de alcanzar una mayor claridad y luminosidad, gracias a lo que se ha conseguido “recuperar la transparencia en el rosto de Santa Ana”, entre otros logros. 



“El nivel del barniz se fue bajando conforme a la decisión de la comisión”, apunta Pasquali al tiempo que nombra a los dos miembros que dimitieron - Ségolène Bergeon Langle y Jean-Pierre Cuzin- por no estar de acuerdo con la restauración. Si bien uno de ellos lo hizo nada más aprobarse la intervención de la pintura, otro de ellos lo hizo cuando se planteó retirar el velo blanco de esmalte que cubría la anatomía del Niño. “Quería que se mantuviera el velo y que repintáramos la anatomía del Niño por encima, lo que ha quedado demostrado como ilógico”. 


Aunque no ha sido rebajado el barniz completamente, Pasquali confía en que de aquí a unos años sea posible contemplar el óleo de Da Vinci tal y como el artista lo concibió, es decir, con sus pigmentos originales. Mientras tanto, la investigación llevada a cabo por esta restauradora y por su equipo ha documentado la presencia de huellas táctiles por toda la pintura, lo que les invita a pensar que quizá Da Vinci difuminó los pigmentos con los dedos, lo que abriría paso a nuevas teorías sobre su técnica.


La Bella Jardinera

La Bella Jardinera 
 
bella Jardinera
122 × 80 cm (48 × 31.5 in)
 
El título "Bella Jardinera" se debe a la florida belleza de la Virgen y al ambiente campestre que la rodea.

En esta obra se aprecia a la Virgen y el niño con el pequeño San Juan Bautista, representando a la Virgen María con el niño Jesús y el pequeño San Juan Bautista.
La Virgen sentada, mira al niño mientras que este le devuelve la mirada, las miradas se cruzan entre sí, haciendo que los personajes transmitan una emoción silenciosa y embellecedora. La Virgen representa la belleza femenina, con su óvalo puro típicamente florentino y el refinamiento y simplicidad del peinado. Las figuras se integran en el paisaje de manera ideal. La Virgen con el Niño y san Juan forman una composición dinámica y piramidal, esquema que aporta equilibrio y serenidad a la escena. El grupo se sitúa en el primer plano de un paisaje luminoso y abierto. Al fondo, a la derecha, se ve el perfil de una ciudad con edificios góticos. La dulce mirada de la Virgen hacia Jesús y el arbusto frágil son de inspiración peruginesca. Al fondo del cuadro se ven unos edificios típicos de esa época de estilo gótico, pero es más visible la vegetación en gran cantidad que los edificios. En el cuadro hay plantas, arbustos y unas cuantas flores pequeñas, sin embargo, la vegetación no es muy colorida, sus tonos opacos y terrestres hacen parecer que algunas partes de la vegetación están secas. Las plantas y los arbustos son representados con rigor científico. Entre ellas se ven violetas, símbolo de la humildad de la Virgen, y aguileñas, símbolos de la Pasión de Cristo. Las transparencias azuladas del paisaje lejano (esfumado), así como el modelado suave de los niños, a través del efecto de luces y sombras (claroscuro) derivan de Leonardo da Vinci. De Miguel Ángel toma el vigor plástico y la firmeza monumental de las figuras, así como el contrapposto del Niño Jesús.
 Los halos, tan destacados en la pintura precedente (gótica y cuatrocentista) han quedado reducidos a una suave línea dorada, casi imperceptible. Las sombras aparecen con gran fuerza y se usa la técnica del claro oscuro. El cuadro está pintado sobre la técnica de pintura al oleo sobre lienzo. En este cuadro se sintetizan las distintas influencias que recibió Rafael: Perugino, Leonardo y Miguel Ángel. El grupo se sitúa en el primer plano de un paisaje luminoso y abierto, la Virgen
                                                    
                                                         Rafael Sazion 

Rafael ha sido considerado históricamente, junto con Leonardo y Miguel Ángel, como uno de los pilares del Cinquecento italiano, además de uno de los grandes genios de la pintura de todos los tiempos. Deudor en sus inicios de influencias quattrocentistas, se erigirá en representante perfecto del arte clasicista antes de que éste entre en su etapa de "decadencia" (y Rafael con él en sus últimos años, arrastrado por el potente manierismo miguelangelesco).

Hay que señalar también que en su haber contará con una carrera como arquitecto, no excesivamente conocida ni determinante para la historia del arte (si se exceptúa el encargo de continuación de las obras de la basílica de San Pedro, de las que se hará brevemente cargo a la muerte de su amigo Bramante).