sábado, 23 de noviembre de 2013

La Virgen , El niño y Santa Ana

La Virgen , El niño y Santa Ana

 
La Virgen El Niño y Santa Ana
168 cm × 130 cm

En su visita a Madrid, Pasquali ha explicado cuáles fueron las fases de intervención en el óleo del maestro del Renacimiento, quien la dejó inacabada al sorprenderle la muerte en 1519, así como la razón por la que dos miembros de la comisión del Louvre encargada de la supervisión dimitieron de sus cargos por desavenencias.

La pintura de Da Vinci está compuesta de cuatro planchas de álamo que, según los análisis efectuados, pertenecen a un mismo árbol. Cabe recordar que en 2008 fueron encontrados en el reverso de la tabla tres dibujos: una cabeza de caballo que, a juicio de la restauradora, podría ser un boceto para La batalla de Anghiari, parte de un cráneo y una cabeza del Niño Jesús.



“En 1503 empezó a pintarlo, aunque nunca llegó a terminarlo”, detalla Pasquali, quien se basa en el hecho de que los tres rostros de los personajes han sido representados de forma diferente. “El trazo del rostro del Niño es sumamente preciso, el de la Virgen apenas está dibujado y el de Santa Ana se encuentra entre ambos”.


Cuando Pasquali asumió los trabajos de restauración, después de ganar un concurso público, se topó con un cuadro opaco con colores casi indistinguibles, a lo que se sumó que “las fibras de madera había movido la capa pictórica”. 

Al haber sido restaurado en otras ocasiones, con la suma de capas de barniz derivada de estos trabajos, la obra presentaba zonas muy oscurecidas, de reintegraciones e, incluso, manchas de esmalte, como en la cara de Santa Ana. 

El proceso de adecuación fue llevado a cabo con sumo cuidado adelgazando poco a poco el barniz acumulado durante siglos con idea de alcanzar una mayor claridad y luminosidad, gracias a lo que se ha conseguido “recuperar la transparencia en el rosto de Santa Ana”, entre otros logros. 



“El nivel del barniz se fue bajando conforme a la decisión de la comisión”, apunta Pasquali al tiempo que nombra a los dos miembros que dimitieron - Ségolène Bergeon Langle y Jean-Pierre Cuzin- por no estar de acuerdo con la restauración. Si bien uno de ellos lo hizo nada más aprobarse la intervención de la pintura, otro de ellos lo hizo cuando se planteó retirar el velo blanco de esmalte que cubría la anatomía del Niño. “Quería que se mantuviera el velo y que repintáramos la anatomía del Niño por encima, lo que ha quedado demostrado como ilógico”. 


Aunque no ha sido rebajado el barniz completamente, Pasquali confía en que de aquí a unos años sea posible contemplar el óleo de Da Vinci tal y como el artista lo concibió, es decir, con sus pigmentos originales. Mientras tanto, la investigación llevada a cabo por esta restauradora y por su equipo ha documentado la presencia de huellas táctiles por toda la pintura, lo que les invita a pensar que quizá Da Vinci difuminó los pigmentos con los dedos, lo que abriría paso a nuevas teorías sobre su técnica.


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